viernes, 12 de julio de 2013

Cincuenta años de "El marino que perdió la gracia del mar".



Se cumplen también cincuenta años de la publicación de El marino que perdió la gracia del mar (1963), que he leído en par de ocasiones. Una en 1989 y otra ahora. Fue un libro que representaba para mí una estética metafísica que me llevaba a identificarme con la visión del samurai que tiene en su mente el joven de trece años Noboru.

Es una novela sangrante que tiene dos partes. Una Verano donde la figura de Ryuji, el marino, se eleva representando el ideal de Noboru como figura fuerte y digna de admiración superlativa para él que se considera un genio en un mundo que está vacío, y necesita de elementos que expresen esa visión y que llenen ese vacío. Y una segunda parte Invierno en que el protagonista regresa, abandona el mar y se promete con la madre de Noboru, Fusako, convirtiéndose en un nuevo padre para el joven.

No quiero desarrollar más el argumento para que guarde la emoción para los potenciales lectores de esta novela que expresa la evolución de Japón tras la derrota de la segunda guerra Mundial que convirtió una sociedad ritual y mítica, dominada por valores heroicos, en una sociedad occidentalizada que fue perdiendo totalmente su esencia y sus códigos para convertirse en una colectividad adocenada y acomodaticia ante la estética y el poder de sus vencedores.

Sin duda, los lectores percibimos la crueldad y la impiedad de Noboru que no acepta la conversión del marino, al que había admirado, en un trabajador de la empresa de su madre y en un padre condescendiente y moderno que no castiga sus graves faltas y que lo lleva a considerarlo pusilánime y cobarde. O algo peor, un traidor. 

Pero Noboru no perdonará, ni comprenderá, ni aceptará, esta domesticación de aquel marino que había idealizado y elevado por encima de un mundo hueco y sin sentido. 

5 comentarios:

  1. Hola Joselu:
    No nos conocemos, pero te agradezco el comentario que me has dejado en mi blog al que ya he respondido y te he enviado un retroenlace de la entrada.
    He dado una vuelta por tu blog y lo encuentro muy completo e interesante. Por cierto, me ha servido para enterarme de la muerte de Javier Tomeo!!! Leí en su momento varias de sus novelas, aunque últimamente le había perdido la pista. El año pasado, si no recuerdo mal, se editaron sus cuentos completos... Veo que has empezado hace poco. A ver si mantenemos el contacto.
    Saludos

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    1. Un placer, amigo, encontrar también un blog que se centra en lo literario y que frecuenta libros que también he leído yo, al menos algunos. Sí, he empezado hace poco, hace dos semanas aproximadamente. Entiendo que un blog tarde en lanzarse, pero me encuentro a gusto en este ambiente de casi clandestinidad en que se mueven las entradas, y los escasos visitantes que vienen por este territorio. Es curioso que ambos hayamos retomado el libro de Mishima. Mi anterior edición, la que leí en 1988, la llevaba en un viaje al sur de España, y en una noche extraña, en san Roque, lo regalé a alguien con quien había estado hablando. No sé si él lo leería, pero yo le daba algo profundamente valioso para mí. Este libro fue en un tiempo un texto de culto por lo que representó.

      Es cierto que nuestras simpatías van por Ryuki, es el más cercano a nuestra sensibilidad y modo de entender las cosas sin esa carga de pureza ciega que impulsa a Noboru, aunque reconozco que hubo un tiempo, todavía grabado en mi memoria lectora, que me sentía próximo al adolescente. Ahora me asombra ciertamente porque Ryuki es un hombre sensato, comprensivo y abierto, que opta por el respeto y la no punición… pero esto es precisamente lo que Noboru no soporta y no perdona. Saludos, Juanma.

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  2. Hola Juanma:
    Acabo de realizar un enlace a tu blog desde el mío. Espero que mantengamos el contacto. Un abrazo

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    1. Antonio, creo que te llamas así. Hay un error. Yo me referí a ti como Juanma pensando que te llamabas así porque me pareció que firmabas con ese nombre. Soy Joselu (José Luis González). He descargado tu libro y he leído algunos poemas del mismo. Te agradezco profundamente tu enlace. Ahora me voy de vacaciones y estaré un tiempo alejado del blog, pero en septiembre continuaré publicando. Muchas gracias por tus palabras que son las de un veterano crítico literario en la red. Un abrazo.

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  3. De este autor he leído "Confesiones de una máscara", una obra atrevida, valiente, una novela, escrita en una bella, y a veces morbosa, prosa poética, que nos pone al descubierto los recovecos de un alma y un carácter contradictorio que pretende ser sincero a pesar de ser tan sólo una máscara.

    Esto es una parte de mi reseña:

    El trasfondo histórico nos sitúa en los años treinta y cuarenta marcados, al final, por la II Guerra Mundial en Japón. La muerte que fascina a Kochan está a la orden del día especialmente cuando el país se sabe derrotado y camina hacia el final de la guerra. Las máscaras abundan en una sociedad que quería la paz pero mantenía el patriotismo de fe en la victoria. Las máscaras sociales se combinaban con la máscara personal del protagonista que no podía reconocer que sus deseos sexuales se centraban en efebos a los que entre sueños eróticos ataba, elevaba los brazos e introducía finos cuchillos para ver brotar la sangre. Un joven que vivía una doble vida: la interior siempre protegida por la máscara de lo que consideraba “normalidad” y la exterior en la que procuraba responder atormentado siempre a dicha “normalidad”. La huida acaba siendo el recurso de Kochan para que su doble vida no estalle por los aires.

    Tengo ganas de leer esta obra que comentas.

    Saludos!!

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